lunes, 23 de septiembre de 2013

Sus ojos lloran, pero su corazón más.

La vida nos regala una serie de sorpresas que muchas de ellas no son de nuestro agrado.Miramos a nuestro alrededor y vemos a millones de personas lamentarse por lo sucedido, bien porque la gente no comparte con ellos sus ideales, gustos,pensamientos o incluso, no comparten los mismos sentimientos, esos sentimientos que cuando salen al exterior hacen que tu cara tenga una luz especial, que tu cuerpo levite por la simple cuestión de sentir una alas pegadas a tu cuerpo, que la sonrisa sea tan grande que no se necesiten luces en el mundo.Pero todo esto cambia con un simple adiós, derrepente todo cae, como si al borde del precipicio estuviese, ya no tiene tu cara una luz especial, ya no sientes alas, ni si quiera tu boca hace una simple mueca, ya no quieres nada solo necesitas encerrarte en ese cuarto, arrinconarte y dejar correr ríos de lagrimas por tu cara, dejar que tu piel se debilite como si flor marchitara,pero a esto también se dice adiós, un adiós seco y rotundo,un adiós profundo y severo, de esos que no se dicen con palabras sin con hechos, poder dejar todo atrás y salir con los ojos bien abiertos para no volver a tropezar.
Tan solo tengo 17 años, pero no solo tengo eso, tengo a una hermana que me ha enseñado que uno se tiene que equivocar por uno mismo, pero también me ha enseñado que hay que levantarse, y seguir luchando que las cosas se consiguen con esfuerzo, y que quién verdaderamente te quiere te lo demuestra, por ello ahora me toca a mi decirte, que te levantes, que eres joven como para decaer, que luches y busques tu felicidad que está muy cerca,que nadie merece tu cariño, porque es tan puro que solo lo puede tener aquella persona que verdaderamente ilumine tu vela, esa vela que hace que todo resplandezca y que te haga brillar la cara al igual que una bella mariposa.
Te quiero.

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